miércoles, 24 de noviembre de 2010

EL ENEMIGO

Lo encontré esta mañana cuando me desperté. Estaba ahí. Duro. Tieso. Enorme y desagradable. Me acerque un poco más al espejo. De cerca sus no puntos a favor aumentaban. Mierda, ¿en qué me he convertido?
Jamás había tenido un herpes. Y no sé exactamente cómo se trata con uno. Deben haber sido los nervios, últimamente estoy un poco más acelerada de lo habitual: como cosas que no suelo ni debo comer, mi ejercitación ha disminuido hasta convertirse en nula, no estoy cojiendo, y mi cabeza trabaja como una fábrica de hacer gillets.
Llamé a mi madre. Desagradablemente sé que ella ha tenido varios.
-Romita! Corazón! Tanto tiempo! Tengo muchas cosas que contarte, a qué no sabés con quien me estoy frecuentando sexualmente.... ¿te acordas del personal trainner que yo tenía? Bueno, ¿Te acordás que él tenía un hermanito de 20 años....? (...) Roma, pero es importante para mi contarte esto! Después te quejás de que en la familia no hay comunicación. Vos sos la culpable. (...) Un qué??? (...) Ah sisisi he tenido...te pones una cremita que yo tengo en la vagina o en la cola y ya está! (...) ¿En la boca te salió? No... ni idea, nunca tuve uno ahi... Te contaba, este chico.. ¿Roma? ¿Roma cortaste?
-Roma! ¿Qué paso? (...) ¿un herpes? ¿Dónde? ¿Cuando? pero.. por qué? (...) ¿No sabés de donde? Quizas sea algo que comiste. Me acuerdo que una vez yo estaba en Brasil con mi hermana mayor, la que te conté que se acaba de divorciar porque el marido la gorreaba con la secretaria, y me intoxiqué con algo que comí. Me broté toda la boca. No sabés lo que parecía. Pero bueno yo tenía otros conflictos en mente como para hacerme drama con eso. Me acuerdo que en esa época yo estaba muy confundida con el vendedor de choripanes del Parque Sarmiento, yo sentía que el sentía algo por mi. Pero yo estaba completamente enamorada del hijo del almacenero. Y me decía a mi misma todo el tiempo "Sil, tenes que decidirte, no podes jugar con dos corazones" ¿Roma?
-Pensé que habíamos quedado en que no me llamabas más. Mirá estoy en un mal momento Roma, y si te contesté es porque es la secta vez que llamas en media hora (...) ¿Un herpes? Roma qué se yo.... no soy más tu novio. Creo que no corresponde que me llames y (...) mi mamá no es ninguna puta, calmate (...) Dejá de gritar (...) no, no me voy a arrepentir (...) Se que no te vas a suicidar (...) pero si de pedo podías tomar las anticonceptivas, no podes tragar pastillas, cómo te vas a sobrepastillar Roma...
Quizás conviva un poco más con el herpes, después de todo es el único que escucha mis reclamos.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Siempre Precabida

Creí haber soñado con él. Yo estaba en la cafetería a la que íbamos siempre en el centro, en un instante se abría una puerta y como haz de luz entraba Alan. Llevaba puesto su jeans roto y fumaba un Malboro, mientras acomodaba su castaña cabellera al son de la música. Giraba su mano derecha señalándome, yo me paraba como una gacela y corría hacia sus brazos. Entre tanto, todos en el bar se ponían de pie y gritaban por los dos. Una mujer decía -al mejor estilo serie de People+art doblada al español- "está hermosa con ese vestido blanco". Vieja estúpida, yo llevaba un jean. Un niño sonreía diciendo "Aún con el pelo corto es bella, increíble". Yo tengo el pelo largo. Mierda. Giré la cabeza y detrás de mi venía Silvina corriendo con sus terribles gambas, el pelo recortado y un vestido blanco que la convertía en Moby Dick con sobrepeso. Me tacleaba y saltaba a los brazos de Alan. Si, se besaban.
Me levante absolutamente sacada, fuera de mi, transpirada. Yo sabía lo que significaba esto. Era una advertencia del destino: no debía conectarme mucho con Silvina porque la gorda me iba a quitar lo que en un tiempo había sido mio. Debía avivarme y actuar maduramente de forma inmediata. Tome mi arma: el teléfono.
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-Roma? me llegó un mensaje tuyo al contestador, medio raro. No lo terminé de entender. Me extrañó tu voz y tu acento, ¿estás resfriada? Qué le pasó al vestido blanco de la ballena de la película? Es que no vi Moby Dick. Y es un bajón lo de tu ex en el bar. Después decime quién es la zorra gorda hipocondríaca que va a estar con él. L parte de sacarme el útero por la boca... ¿qué onda?... ¿Vos le estás pegando al porro de nuevo? ¿Y desde cuando te haces llamar "Vladimir Cientijeras"?. Te veo en unas horas, amiga, y me contás bien.
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¿Maduramente? Mierda, tengo que aprender a poner número privado cuando quiero hacer estas llamadas.