lunes, 16 de agosto de 2010

LA DESGRACIA DE DARTE CUENTA QUE TE ESTAS PONIENDO VIEJA

Hay momentos en la vida en la que una se da cuenta que se está poniendo vieja. Y hay cuestiones que te ayudan a darte cuenta. Por ejemplo, te empieza a encantar el color beige y el camel. Tenés sweter color camel, labial color camel, usas sombra color camel, las carteritas son todas en la gama del beige, al igual que los zapatos. Te volves funcional: te empezas a vestir según la comodidad, te pones la camperita arriba del straples en invierno, las carteras se vuelven más grandes no por moda sino porque te sirven para llevar más cosas, abortas la idea de los estiletos y te haces fans del taco chino. Tu madre se convierte en tu única amiga, pasas de adorarla cuando sos bebe, imitarla cuando tenes entre cinco y ocho años, avergonzarte de ella a tus 15, sentirte invadida a los 20.... y ahora la llames por teléfono cada hora y media para preguntarle si no tiene ganas de unos mates. Te volves pro-salud: el gimnasio no en invierno porque transpiras y después el aire frío te enferma, no a las drogas, no a la posible idea de abortar, no a la idea de vivir en un barrio muy transitado porque te estresa, las dietas las haces más para bajar el colesterol que para los 8 kilos que sumaste en el último mes. En tu discurso hay frases como: "qué le dan de comer a las chicas ahora para que vengan así", "te entiendo porque yo a los 20..." "hacía tanto que no me reía de esta manera" "que no se corte la idea de juntarnos" "no, dame vos tu celular así te llamo yo mañana ". De repente te volves moralista: no se juguetea sin forro, no se puede reír de las desgracias ajenas, no te volves creyente pero te está copando la idea, no a la puteada en el polvo... En la lista de las posibles operaciones ya no figuran más la rinoplastia y las lolas, ahora es el botox, la liposucción o el levantamiento mamario.
Si.... por desgracia hablo desde el conocimiento de causa
ROMA

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